En 1992, días antes de conocerse el veredicto del caso Rodney King -contra 4 agentes de policía blancos- y los posteriores disturbios en Los Ángeles, dos oficiales de policía son asignados a la investigación de un caso de cuádruple homicidio con componentes raciales. Los agentes son el detective veterano Eldon Perry (Kurt Russell) y el novato Bobby Keough (Scott Speedman). Navegando por las vecindades tumultuosas de la ciudad, Perry y Keough deben detectar a asesinos de sangre fría y afrontar a sus propios demonios, que demuestran ser más despiadados que los criminales que ellos persiguen.