Jack McCann pasó gran parte de su vida buscando oro en tierras canadienses. Conoció el hambre, la soledad y el frío. Un buen día, en 1925 su sueño se hizo realidad y encontró mucho más oro del que jamás hubiera imaginado. Dos décadas más tarde, McCann vive en una paradisíaca isla del Caribe, de la que es dueño. Sin embargo, la riqueza le ha arrebatado la paz.